Cierro los ojos... escribo sin mirar las palabras.
Intento concentrarme. Recuerdo... siendo muy pequeño me empeñaba
secretamente en hacer ciertas cosas movido por esa íntima
fascinación propia de la niñez. En el territorio de
mi infancia solían haber pequeños lugares que desvelar que ejercían
en mi un inquieto deseo por descubrirlos. Una ves me subí al aljibe
que teníamos en la vega con la irrefrenable voluntad de levantar su
enorme tapa de cemento. Escalar hasta la parte superior del depósito
era muy fáci. Yo era bastante fuerte para mi edad y muy
ligero, puro nervio y fibra, podía trepar cualquier árbol, pared o
lo que fuera como si mi cuerpo flotara, podía saltar y colgarme con
una sola mano, balancearme y engancharme con los pies a lo siguiente
que estuviera al alcance. El desafío en este caso era destapar
aquello yo solo, nunca lo había intentado. Me senté en el borde un
momento antes de hacer nada, como para idear la manera... pero en realidad lo que estaba haciendo era otra cosa.
Como en las películas, como cuando miraba a mi padre y adivinaba en él un poder que existía invisiblemente y que por momentos parecía
absorber en parte. Yo allí sentado, estaba comunicándome sin
palabras con ese poder, una fuerza sagrada que me reconocía. El
universo entero se detenía en ese instante para observarme,
esperando que lo hiciera, confiaba en mi. Así que agarre firmemente
una de las asas con mis pequeñas manos y visualice y sentí como la
fe y la energía se multiplicaba por todo mi cuerpo. Era el momento, todo
aquello significaba algo, una prueba, una señal. Me hice daño en
las manos y tuve miedo cuando solté la tapa y golpeo ruidosamente
contra el suelo, pero lo conseguí. Dejé mas de la mitad abierto. Mi
destino era importante. No podía ver nada. Estaba oscuro y apenas
intuía que había algo de agua mas abajo. Dejé caer una piedrita y
efectivamente escuché el sonido característico que lo confirmaba amplificado por el vacío. Me parece poder recordar
perfectamente la húmeda sensación del momento. Me quedé unos
instantes mirando aquel espacio silencioso, oscuro e inmóvil. Aquel
fondo incierto... no era otra barrera... respiré el intenso aroma de
su interior... imaginé que podrían haber cosas desde hacía mucho
tiempo ocultas allí que nadie conociera... Pensé en que
yo bebía de ese agua, que todos lo hacíamos. Volví a cerrar la tapa y no le
dije a nadie lo que había hecho.
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