jueves, 12 de mayo de 2011

por la mañana

yo, simplemente yo me levanto más o menos a la misma hora para ir a trabajar. Cada momento del día comporta un estado físico distinto, y el estado físico tiene que ver con varios aspectos no solo físicos, pero que al mismo tiempo producen en una inseparable conjunción, el efecto físico. Seguramente retomaré esta cuestión más adelante, pero ahora me basta decir que en ese momento de la mañana lo que pasa es que al principio me acabo de despertar y no estoy despejado, a cada uno como le  pase y cada día con mas o menos horas dormidas y sueños mejores o peores y otras muchas cosas posibles. Pero la alarma suena a las mismas horas separadas por intervalos cortos. Eso  no cambia casi nunca. Los días laborales me refiero. Pero la cosa es que me hago un café instantáneo y momentos después me siento mucho mas despierto y con energía. Realmente ese es el momento mas álgido del día desde el punto de vista de las ganas que tengo de hacer cosas, la determinación con la que imagino afrontar esfuerzos, el ímpetu y la confianza en que puedo mejorar mi vida cambiando o adoptando nuevas costumbres, hábitos, rutinas mentales. Creo en un poder súbito con el que puedo transformar mi realidad cotidiana y trascender de muchas formas los indeterminados y verdaderos límites vitales en los que me encuentro y soy. Y todo eso básicamente es estar bajo los efectos del primer café tras haber dormido. Pero lo que ocurre después es que  tengo que ir a trabajar.

No hay comentarios: